El blockchain, la tecnología subyacente a Bitcoin, promete ser una herramienta revolucionaria para realizar transacciones de todo tipo sin necesidad de intermediario. Un caso de uso ya factible es la optimización del consumo de luz y gas.
Simplificado, el blockchain es como un libro contable electrónico donde queda constancia de cada transacción. Si tu me envias un euro, queda registrado y no necesitamos que el banco asegure que la transferencia se ha hecho. Está todo encriptado, de manera que es imposible falsear las cuentas.
Un ejemplo donde el blockchain puede aportar mucho valor es el sector energético. En 2021 somos capaces de generar y almacenar energías pero aun dependemos de las comercializadoras para gestionarla (holaluz, naturgy, endesa, etc).
Esto puede cambiar en los próximos años.
Imaginemos una urbanización. Esta consume energía cada mes. Cientos de tarifas de luz y gas, miles de euros y KW consumidos. Utilizando blockchain, cada mes podremos vender, compartir o almacenar la energía sobrante con nuestros vecinos.
No necesitaremos ninguna tarifa fija. Pasaremos a formar parte de un ecosistema donde solo utilizaremos la energía necesaria. Toda la que sobre, ya sea luz, gas, agua o cualquier otro, podrá ser reutilizada por otros miembros del sistema.
Los edificios y su gran huella energética
Los edificios y su previa construcción representan el 36 por ciento del uso global de energía y el 39 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía anualmente, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
El impacto de los edificios en el cambio climático es claro. Esto tiene que ver en cómo los construimos, donde lo hacemos y cómo los gestionamos.
Cómo se puede reducir la huella energética de los edificios
Acciones cotidianas como encender la luz, calentar el agua o enchufar la lavadora tienen un impacto directo en el calentamiento global. Esto puede sonar chocante, pero hay que entender el gran consumo de energía de los edificios a escala global.
Dicho esto, una mayor conciencia, acompañada con un avance tecnológico que nos permitirá ahorrar y tener un consumo mucho más eficiente. Almacenar energía, intercambiarla y transportarla será clave para reducir esta problemática.
Esperemos que toda la industria de la construcción avance hacia un mundo con menos emisiones y mejor gestión de la energía. A su vez, la industria energética puede ser pionera en implementar tecnologías que ayuden a las personas a optimizar su consumo, gastar menos y a la vez contaminar menos.
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